"Si estás buscando consuelo y fortaleza, los salmos para la tristeza y depresión ofrecen una guía espiritual invaluable. El salmo para la tristeza del alma es especialmente reconfortante cuando te enfrentas a momentos difíciles. Un salmo para la tristeza y soledad puede ser una fuente de paz, ayudándote a sentir la presencia divina en tus momentos de angustia. Recitar un salmo para calmar tristeza puede traer serenidad y tranquilidad a tu corazón. Para quienes luchan contra la melancolía, un salmo para vencer tristeza puede ser el bálsamo que necesitan. Los salmos católicos para la tristeza tienen el poder de restaurar la esperanza, y el salmo para dejar la tristeza es un recordatorio de la luz que siempre podemos encontrar, incluso en los momentos más oscuros."
SALMO 34
SALMO 34
1 De David. Cuando se fingió demente delante de Abimélec, y tuvo que irse, echado por él.
2 [Alef] Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
3 [Bet] Mi alma se gloría en el Señor;
que lo oigan los humildes y se alegren.
4 [Guímel] Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
5 [Dálet] Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores.
6 [He] Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
7 [Zain] Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y los salvó de sus angustias.
8 [Jet] El Angel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
9 [Tet] ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian!
10 [Iod] Teman al Señor, todos sus santos,
porque nada faltará a los que lo temen.
11 [Caf] Los ricos se empobrecen y sufren hambre,
pero los que buscan al Señor no carecen de nada.
12 [Lámed] Vengan, hijos, escuchen:
voy a enseñarles el temor del Señor.
13 [Mem] ¿Quién es el hombre que ama la vida
y desea gozar de días felices?
14 [Nun] Guarda tu lengua del mal,
y tus labios de palabras mentirosas.
15 [Sámec] Apártate del mal y practica el bien,
busca la paz y sigue tras ella.
16 [Ain] Los ojos del Señor miran al justo
y sus oídos escuchan su clamor;
17 [Pe] pero el Señor rechaza a los que hacen el mal
para borrar su recuerdo de la tierra.
18 [Sade] Cuando ellos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.
19 [Qof] El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.
20 [Res] El justo padece muchos males,
pero el Señor lo libra de ellos.
21 [Sin] El cuida todos sus huesos,
no se quebrará ni uno solo.
22 [Tau] La maldad hará morir al malvado,
y los que odian al justo serán castigados;
23 [Vau] Pero el Señor rescata a sus servidores,
y los que se refugian en él no serán castigados.
SALMO 23
SALMO 23
1 Salmo de David.
El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
2 El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
3 y repara mis fuerzas;
me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
4 Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza.
5 Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa.
6 Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.
SALMO 42
SALMO 42
1 Del maestro de coro. Poema de los hijos de Coré.
2 Como la cierva sedienta
busca las corrientes de agua,
así mi alma suspira
por ti, mi Dios.
3 Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios viviente:
¿Cuándo iré a contemplar
el rostro de Dios?
4 Las lágrimas son mi único pan
de día y de noche,
mientras me preguntan sin cesar:
«Dónde está tu Dios?»
5 Al recordar el pasado,
me dejo llevar por la nostalgia:
¡cómo iba en medio de la multitud
y la guiaba hacia la Casa de Dios,
entre cantos de alegría y alabanza,
en el júbilo de la fiesta!
6 ¿Por qué te deprimes, alma mía?
¿Por qué te inquietas?
Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias,
a él, que es mi salvador y mi Dios
7 Mi alma está deprimida:
por eso me acuerdo de ti,
desde la tierra del Jordán y el Hermón,
desde el monte Misar.
8 Un abismo llama a otro abismo,
con el estruendo de tus cataratas;
tus torrentes y tus olas
pasaron sobre mí.
9 De día, el Señor me dará su gracia;
y de noche, cantaré mi alabanza
al Dios de mi vida.
10 Diré a mi Dios:
«Mi Roca, ¿por qué me has olvidado?
¿Por qué tendré que estar triste,
oprimido por mi enemigo?».
11 Mis huesos se quebrantan
por la burla de mis adversarios;
mientras me preguntan sin cesar:
«¿Dónde está tu Dios?»
12 ¿Por qué te deprimes, alma mía?
¿Por qué te inquietas?
Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias,
a él, que es mi salvador y mi Dios.
SALMO 30
SALMO 30
1 Salmo Canto para la Dedicación del Templo. De David.
2 Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste
y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí.
3 Señor, Dios mío, clamé a ti y tú me sanaste.
4 Tú, Señor, me levantaste del Abismo
y me hiciste revivir,
cuando estaba entre los que bajan al sepulcro.
5 Canten al Señor, sus fieles;
den gracias a su santo Nombre,
6 porque su enojo dura un instante,
y su bondad, toda la vida:
si por la noche se derraman lágrimas,
por la mañana renace la alegría.
7 Yo pensaba muy confiado:
«Nada me hará vacilar».
8 Pero eras tú, Señor, con tu gracia,
el que me afirmaba sobre fuertes montañas,
y apenas ocultaste tu rostro,
quedé conturbado.
9 Entonces te invoqué, Señor,
e imploré tu bondad:
10 «¿Qué se ganará con mi muerte
o con que yo baje al sepulcro?
¿Acaso el polvo te alabará
o proclamará tu fidelidad?
11 Escucha, Señor, ten piedad de mí;
ven a ayudarme, Señor».
12 Tú convertiste mi lamento en júbilo,
me quitaste el luto y me vestiste de fiesta,
13 para que mi corazón te cante sin cesar.
¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente!
SALMO 147
SALMO 147
1 ¡Aleluya!
¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios,
qué agradable y merecida es su alabanza!
2 El Señor reconstruye a Jerusalén
y congrega a los dispersos de Israel;
3 sana a los que están afligidos
y les venda las heridas.
4 El cuenta el número de las estrellas
y llama a cada una por su nombre:
5 nuestro Señor es grande y poderoso,
su inteligencia no tiene medida.
6 El Señor eleva a los oprimidos
y humilla a los malvados hasta el polvo.
7 Respondan al Señor dándole gracias,
toquen la cítara para nuestro Dios.
8 El cubre el cielo de nubes
y provee de lluvia a la tierra;
hace brotar la hierba en las montañas
y las plantas para provecho del hombre;
9 dispensa su alimento al ganado,
y a los pichones de cuervo que claman a él.
10 No le agrada el vigor de los caballos
ni valora los músculos del hombre:
11 el Señor ama a los que lo temen
y a los que esperan en su misericordia.
12 ¡Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión!
13 El reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de ti;
14 él asegura la paz en tus fronteras
y te sacia con lo mejor del trigo.
15 Envía su mensaje a la tierra,
su palabra corre velozmente;
16 reparte la nieve como lana
y esparce la escarcha como ceniza.
17 El arroja su hielo como migas,
y las aguas se congelan por el frío;
18 da una orden y se derriten,
hace soplar su viento y corren las aguas.
19 Revela su palabra a Jacob,
sus preceptos y mandatos a Israel:
20 a ningún otro pueblo trató así
ni le dio a conocer sus mandamientos.
¡Aleluya!
SALMO 62
SALMO 62
1 Del maestro de coro. Al estilo de Iedutún. Salmo de David.
2 Sólo en Dios descansa mi alma,
de él me viene la salvación.
3 Sólo él es mi Roca salvadora;
él es mi baluarte: nunca vacilaré.
4 ¿Hasta cuándo se ensañarán con un hombre
para derribarlo entre todos,
como si fuera un muro inclinado
o un cerco que está por derrumbarse?
5 Sólo piensan en menoscabar mi dignidad
y se complacen en la mentira;
bendicen con la boca
y maldicen con el corazón.
6 Sólo en Dios descansa mi alma,
de él me viene la esperanza.
7 Sólo él es mi Roca salvadora,
él es mi baluarte: nunca vacilaré.
8 Mi salvación y mi gloria
están en Dios:
él es mi Roca firme,
en Dios está mi refugio.
9 Confíen en Dios constantemente,
ustedes, que son su pueblo,
desahoguen en él su corazón,
porque Dios es nuestro refugio.
10 Los hombres no son más que un soplo,
los poderosos son sólo una ficción:
puestos todos juntos en una balanza,
pesarían menos que el viento.
11 No se fíen de la violencia,
ni se ilusionen con lo robado;
aunque se acrecienten las riquezas
no pongan el corazón en ellas.
12 Dios ha dicho una cosa,
dos cosas yo escuché:
que el poder pertenece a Dios,
13 y a ti, Señor, la misericordia.
Porque tú retribuyes a cada uno
según sus acciones.